Este serie es...magnífica. No me cabe un calificativo menor.
El argumento central es sencillo: dos jóvenes doctores en física conviven en un mundo ajeno al mundo real. Son frikis en el más puro estilo de la palabra, los personajes aman Star Trek y Star Wars, se saben todas las características de los super héroes de Marvel y sin duda han visto todas las películas de ciencia ficción de la historia del cine. Sus amigos son más frikis que ellos. Su vida es una vida de frikis. Pero un día aparece una nueva vecina, una chica normal, cañón al tiempo, que enamora a uno de ellos (Leonard) y que les enseña unas cuantas cosas sobre la realidad que no aparecen ni en los libros ni en Internet.
Es francamente divertida y tiene una originalidad propia . Con multitud de referencias científicas y culturales, y un guión muy bueno y divertido, vamos conociendo poco a poco a Leonard, que es muy consciente de que algo falta en su vida, a Sheldon, un tipo superdotado que padece el síndrome de Asperger, lo cual lo hace un ser extrañamente antisocial, ya que no capta el sarcasmo. Se sacó el doctorado a los 14 o 15 años porque fue un niño prodigio, de modo que su cerebro está enormemente más desarrollado que sus emociones, y a Penny, la vecina, una chica que lo ha pasado mal y se muda a Los Angéles para ser actriz, pero trabaja como camarera. No es tan boba como parece y suele estar a la altura de los tópicos. Es dulce y vulnerable. También son asiduos Raj, un chico indio que es incapaz de hablar con las mujeres, y Howard, un judío que vive con su madre.
Sinceramente, desde hace mucho tiempo no esperaba con tanta ilusión una nueva entrega de una serie. Es muy, muy, muy divertida. Una deliciosa metáfora de cómo somos los humanos, de cómo convivimos, y de cómo las cosas importantes no se aprenden sino con otros seres humanos.
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